Las consecuencias de la persecución a los fumadores que se
ha emprendido en algunos países puede tener consecuencias de gran
alcance social y educativo. De daño
irreparable para nuestros hijos y nietos.
Aprender a fumar y a beber (o a no fumar o a no beber) era
algo que se podía controlar compartiendo con los hijos las situaciones
de tabaco y alcohol.
El que sea al margen de la familia como se produzca la
familiarización con tabaco y alcohol sólo puede llevar al descontrol y
al consumo impulsivo y dañino de estas substancias -hasta
ahora- controlables.
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